Yo soy tronco y yo soy vientre.  Soy la tierra, soy vida.  De mi se nutre el futuro y el destino del Hombre. Yo, Mujer, Fémina, Creación —te doy vida:  surges de mí y vuelves a mí.  Tú me haces mujer y madre —y de mí, te haces hombre.

Yo soy la senda hacia la luz.  Yo soy la cadena y el cordón de vida.  En la oquedad del tronco hay un vientre fértil que da paso a la belleza, a la abundancia, a la sabiduría.  Al nacer, rey de la fauna, traes tu destino en la mente, traes la luz que heredas a  través de mi —la sapiencia genética.  En la cuna pródiga de mi seno materno te transforma de semilla en ser, de pasión en hecho, de concepción en meta. 

Contempla mi vientre abierto.  Mira cómo hay plenitud y dependencia.  Observa cómo la savia de la cual te nutres, se nutre también la flor.  Y mira detenidamente cómo en mi tronco se nutre la muerte.

Fíjate cómo el muñón seco de mi seno cual rama cercenada te da libertad cuando naces:  te lanzo a la vida, te alejo de mi —sin embargo, te llevo en mi… me inmortalizo en ti.

Soy mujer.  Soy paradoja.  Soy vida y muerte, unidad y soledad.  Soy ilusión y realidad; fantasía y pesadilla, belleza y fealdad.

Soy fauna, flora y fruta.  Soy la espiral creadora.  Soy naturaleza.

Escrito en 1989.