Poemario Rescatado

Poemario Rescatado

VERSOS DE LA MELANCOLÍA: la brusca en el ojo propio

Méceme a la sombra
de tu cariño, madre.
Lejos, tu pensamiento invade
mi acción de cada día.
Las calles barricadas de
tradiciones
de mi vida aciaga
en cada pared reflejan
un poster “made in usa”
de tu imagen.

Acaso, en otros tiempos
cerca,
tú y yo no fuimos una
sino dos;
la autoridad y la obediencia
y la determinación
de no faltarte.
Ahora
con el correr de las lluvias
yo, mujer y tú, mujer,
nos encontramos
en la distancia
y dialogamos.
Tus vivencias y las mías
disímiles y parecidas
en la búsqueda de compañía
se confunden
se bifurcan.
Tú, a través del sufrimiento
del dolor y la injusticia,
yo, de los libros y la carrera
y el dominio familiar
ambas padecimos
del mudo convencionalismo del hogar.

A la larga
tú en tu hombre
y yo en mis sueños
nos parecemos.
Aún sin realizarme
divago en lo que puede ser
y siento un sabor amargo
aquí en mi seno
porque, después de todo
de ti, no tengo ni la imagen.
No he aprendido nada
de tu valor de hembra
de tu realidad de madre
de tu imperturbable sinceridad
de ente.
No he sido capaz
aun de vencer el atavismo tribal
y estoy,
como sinfonía inconclusa
buscando un autor de partituras…
Méceme a la sombra, Madre:
talvez, en la dicotomía
de ser las mismas
la vida se fastidie
y al repetir la historia
narre un cuento diferente para mí.

Muda
ciega y sorda
debería ser, para no sufrir.
Pero tengo que hablar
a través de mi tristeza,
tengo que mirar
en la semi-oscuridad en que vivo, para no caer.
Oír lo que musita el mundo
por encima del ruido de mi pensamiento.

En un recuento inútil
de días pasados
veo la misma historia
repetida en
calles, caras, manos,
nombres y actitudes:
ajenas, no mías
la misma pista sonora
un guión de telenovela
personajes de tragedia.

Estoy cansada de melodramas cursis.
He puesto fin
a los personajes ficticios
y epílogos inútiles.

Basta.
Empiezo una nueva historia
en este momento;
primer y único capítulo:
YO.

Llueve.
el cielo blanco se desliza,
la tierra seca al remojarse, aroma;
un brillo triste riela las calzadas;
los niños gritan.
Yo pienso en ti.

Llueve.
bajo la pertinaz llovizna
una fugaz pareja se insinúa
en romántico rubor
se besan…se enlazan…se alejan…
Un aire feliz
las calles perfuma.

Llueve.
Tras el cristal donde me oculto
rueda gota a gota mi experiencia,
derrama y hace pozos
mi imaginación soñolienta
sobre las húmedas flores del jardín.

Llueve.
Los pasos y los carros en la calle chasquean.
La música se ahoga.
Una oleada sin fin de color gotea
y las hojas del almendro baten
su capa de tul.

Llueve.
Si los ladridos de los perros cesan
me podrás oír.
La niebla, como el hastío
cae y se levanta al amanecer.
Las penas andan con pasos presurosos
el amor se aleja en su correr.

Llueve.
Las nubes bailan en vaivén.
Las viejas conversan:
recuerdan un futuro que se fue.
El verdor de la hierba
resplandece
como una nueva esperanza en su sazón.

Llueve.
En las cenizas del cigarro
te alcanzo a ver.
Los truenos ruedan y se alejan.
De pronto, comienza a atardecer.

Llueve.
Cuando cese el arrullo
el amor en flor despertará.
Calmaré su sed.
Los pozuelos de la lluvia
alas y trinos traerán.
Un arco iris dibuja la sonrisa
de mi fe.
El sol brilla tras las nubes
otra vez.
Las voces de la gente lo llenan todo.
Mi reminiscencia se vuelve a dormir.

Amante,
Bésame.
Elévameen tus tristes
ojos más allá del mundo de los goces.
Dime y háblame
de mágicos matices en mi piel sencilla;
desnúdame
con dedos álgidos
el alma ingenua.
Despójame del frío
que me atenaza el cuerpo
y dame paz en cada goce
luz en cada beso
amor en cada desvarío.
Arrástrame contigo
en la corriente artera.
Anuda poco a poco los lazos de mis
sentimientos rotos…
Arrúllame…
¿No ves que mi vida dormita
al trémulo calor de tu ternura?

Bordas de ilusión
en mi alma frágil
con la mano indolente
del que convierte talento en industria.

Llamas a mis puertas
con la fuerza anhelante
del que se ve perdido.

Qué crees que encontrarás:
¿refugio a tu dolor oculto?
¿remanso de inquietudes rotas?
¿deseos desvanecidos?

Qué crees que sentirás:
¿bálsamo a tus ojos?
¿luz en tus penas profundas?
¿dulce manjar de tu fatiga?

Divagas…
porque ignoras
que mi voluntad persigue
lo que tú en tu búsqueda
exiges.

Y yo,
perdí noción
de lo fútil y lo estéril
de este mundo
y lentamente descendí extasiada
hasta el profundo mar de tu ternura.

Y no supe de angustia pasajera
que nublara mi cálida ilusión.
Sentí
como la flor que abriera
para ofrecer su aroma
verterse en perfumes, en idílica emoción.

Transcurrió el instante
de placer infinito
Desvaneció la niebla de mi soledad.
Se apaciguó la hoguera
aminoró la pena.
Llenóse el cántaro seco
de sutil felicidad.

Y no quiero acordarme
de lo que fui primero
de lo que antes quise
ni de cómo sufrí.
Sólo quiero volar en pos de la quimera
que es pasarme la vida
amándote solo a ti.

Una

Otra vez vernos
tras muchos retornos;
la mano agita la bienvenida;
el pecho oculta un adiós.

Distantes,
tras tocarnos mucho,
con los ojos
con la piel
la boca sonríe en rictus amargo:
la mentira del amor que ya no sientes
pero que a diario finges.

Yo,
anuente, sonriente
como si no adivinara en el trasfondo
el rígido vacío
del amor que ha muerto.

Tú, mirando
riendo
hablando.
Te escucho como la voz ajena,
un eco conocido de otro tiempo.
Con otro adiós.
Llegas y no me encuentras,
te alejas y me recuerdas…
Soy
ese libro abierto
quedefine mis recuerdos.
Entre línea y verso
se encierra
una poesía oscura.

Temo
que si bebes nuevamente
de la fuente
seques mi pozo
y yo muera de sed.

Dos

Quiero que el ave anide
en la rama seca, hueca y quebradiza
que su gorjeo
alegre
el amanecer
prístino y mojado de rocío
de mi alma temerosa
que se asoma apenas
en la alborada del amor.

Quiero
que el sol brille, pero no queme
que caliente el fondo frío
y penetre en el pensar oscuro
que me abate.
Pero que no abrase
mis alas ansiosas de volar
a la orilla remota y silenciosa
donde las olas
lamen la orilla
y acarician la roca seca y dura.

Tres

Quiero,
que las gotas de luna amarilla
mojen esta noche serena
de ardor y ansiedades
los pétalos virgíneos
de algunos labios mudos y deseosos
de acariciar otros, profanos,
que sepan de promesas
y pecados dulces
que ablandan la carne
y doblegan la razón
y pierden el alma en un laberinto
de dolor, pasión y desesperada felicidad.

Cuatro

Quiero que la voz de un niño clame
muy dentro del vientre vacío
una vida que no tiene.
Que ese anhelo
esté en la mente
y en la savia
de algún hombre
desconocido y amigo
que habrá de hacer de ésta
una vida plena
menos sola
más real
menos nivelada
por el cruel convencionalismo
de la casa
de los padres
y la gente
y los amigos
y otras tantas circunstancias
banales
que no dejan que la vida ni los seres
se liberen del yugo de la apariencia y
el ¿qué dirán?

Cinco

Quiero
un dolor menos agudo
menos duro
menos triste.
Uno, que sea acicate
de la pluma, del arte
y la imaginación febril,
pero que no quebrante y aniquile.

Sería mucho y poco
cerca y lejos.
Todo
y
nada.
Pero, al fin
vida, dolor,
plenitud, vacío
y el total:
existir, ver, vivir,
ser y morir.
El ciclo perfecto.
La cadena completa:
llegar, andar y terminar.

Seis

Prolóngame entonces, vida
no me dejes ser
en el medio de esta soledad
de todo
rodeada de seres y sonrisas,
un alma que padece
un alma que solloza.
Prolóngame.
Inmortalízame en los ojos
y las manos y el llanto quedo
e indefenso
de un ser
que me continúe los pasos
cuando yo ya no esté.

Flor de mi cabello
Flor hermosa
Rosa sensual, sedosa
que roza, tentando, tu boca.

Maraña silvestre.
Jara libre, sinuosa—
revuelta al viento
perfumada red.
El amor convocas.

Flor lanzada al aire.
Insinuante, al vuelo aromas
de hierba verde, húmeda,
fresca…tierna.

Flor de mi cabello.

Desliza tus manos
En la ondulante ola;
Onda vibrante de promesas mudas.

Sueña… toca el tallo
de mi nuca virgen.
Sáciate en el néctar
de mi flor de amanecer…

Cambio el mundanal
hastío citadino
por la opulenta
serenidad de la montaña
por el bullir de risas y estertores
por la sensual tibieza del crepúsculo.

El rutinario andar en muchedumbres
desanima mi espíritu;
constante aflora en mí el deseo
de alejarme al solitario refugio del campo
en plenilunio.
Quisiera
que en medio de ese ruido estéril
apareciera el ala que me elevara
al remanso oculto de un oasis cualquiera.

Dame el canto de la alondra mañanera
el rubor de la madrugada tibia
el álgido aliento del rocío
sobre la nívea palidez de la azucena
la profana genuflexión de la amapola
sobre la tierra blanda y generosa
el solaz de un apacible efluvio
y el crepitar de hojas en la hierba.

Cambio la pátina prosaica del progreso
por el rumor cambiante de las olas,
y la sutil espuma.
La sofocante histeria de la gente
por la cimbreante placidez de una palmera.
La queja sorda del huir constante
por el arrullo rítmico del mar.

Me asusta la destrucción tenaz del remolino
y la opresión del esfuerzo fatigante.
Me place más el delicado roce
de la niebla
etérea, húmeda y fugaz.
La gélida presencia de la luna
que eleva al cielo
la ansiedad del corazón.

Y, en medio de esta paz
que tanto anhelo
quiero extasiarme
en la súplica inquietante
de este amor mío,
ese sueño distante
que la emoción convoca—
la imprecación sutil
que mi alma enamorada
musita en pos de ti,
buscando esa frontera idolatrada.

Yo ya no tengo tiempo para decir: “Mañana”
esa palabra incierta
de todo anochecer.
Yo ya no tengo tiempo
para decir: “Más luego”.
Me toca vivir ahora
la hora y el quehacer.

Yo ya no tengo tiempo
de contemplar promesas dilatadas
en horas o meses.
No hay planes por ver.
Tengo el minuto, el segundo,
el instante,
el tiempo justo para florecer.

Ya no tengo tiempo.
Me queda vida: margen estrecho,
breve, de aliento fugaz.
Abrazos, encuentros, amigos.
Afectos.
Risas transitorias.
Ya no volverán.

Disfruto momentos preciados:
la noche, la luna—
el amanecer encendido
en cósmica belleza.
La rueda ascendente,
ardiente, febril.
Me gozo en los trinos,
zumbidos del ave;
cadenciasdel viento
de las olas del mar.

Me queda por ahora
crecer en sentimientos
manosear el día,
exprimirle la esencia
llegar al crepúsculo
con las manos llenas.
¿Soñar? Por supuesto,
con los ojos abiertos.
Crear, cantar, decir, vivir.
Oír, respirar.

No tengo tiempo para decir: “Más tarde”.
La vida transcurre
yo floto con ella.
En su liviano efluvio
me impulsa cual viajera,
ligero es su andar.

No queda ya tiempo para divagaciones.
Para alentar rencores,
ni recordar dolor
ni fermentar tristezas,
ni qué llorar ayeres,
mucho menos recuerdos.
si el pasado ya olvidó.

Me queda mucho espacio.
Dulces son sus vivencias.
Quedan todos los silencios
cargados de emoción,
y los ruidos cotidianos,
familiares, muy queridos—
la diáfana rutina que trae la realidad.
Queda el dulce degustar
de la fruta ya mordida,
los compases dictados por el corazón.

Queda el margen descrito
por todas mis acciones.
Está la página inscrita,
la huella, el árbol, el libro,
la cosecha:
todo mi historial.
Los hijos de mi vientre;
los de la imaginación.

Queda la paz purgada
en el crisol de las cruentas sagas.
Las jugadas sutiles del azar.
La calma bien ganada de las
horas vividas:
los sueños ya logrados
del diario transcurrir.

Yo ya no tengo tiempo
de aplazar nada más
el tiempo no posterga
la vida me conmina.
Ritmo, paso, ruta,
huellas, señas—
todo.
Son mi propio andar.

Ya no tengo tiempo.
Mañana es una hora
que hace mucho me alcanzó.
Por hoy,
puedo hablar del aquí
y el ahora.
Lo demás
será un abrazo,
cualquier atardecer…

Invade mis sueños…
incitador felino, depredador de turgencias
e inhibiciones.
Acecha mi inconsciente
descubre piélagos inescrutados
deshaciendo espejismos e ilusiones.

Invade mi boca.
Palpita, sáciate en la dulce miel
de besos infinitos.
Ven sediento y agita el caudal
profundo,
enloquecido
con frenesí y cadencia.
Invade mi cuerpo.
Alza la zarpa, rompe barreras
ignora los designios inexorables
de la edad,
del dogma.
Posee como espíritu alienante
mi aliento y mi razón.

Invade mi sexo.
Cierne sobre mente
cuerpo
y boca
el dominio feroz
del que conquista.
Araña…
Muerde…
Ama.

1.
Y–¿si te quedaras?
¿Y si comprendieras
que cada mirada,
que cada sonrisa
es como un suplicio;
que cada ademán de ti se me graba,
que cuando conversas
te adoro en silencio;
que tu voz me envuelve
porque estás muy dentro
de mis sentimientos?

2.
Y–¿si te quedaras?
¿Y si tú supieras
que en mi pensamiento
la vida contigo se vuelve eterna…
y sueño con verte
y con comprenderte?
Que mi gran anhelo, amor mío, es amarte
que mi gran deseo es suspirar contigo.

3.
Y–¿si te quedaras?
¿Si solo un momento
te detuvieras y miraras dentro?
¿Si tú adivinaras
que toda mi risa, mi afán y mi encanto
en ti se concentran?
Si tú intuyeras
que cada latido
de mi alma despierta
se cifra en tu encanto:
se afirma en lo tanto que yo te deseo.
Si tú anticiparas
la ansiedad oculta
que fustiga mi boca
por robarte un beso.
Por guardar palabras
que mi mente invoca;
que quiero estrecharte
que quiero olvidarme de todo y de todos,
perderme en tu cuerpo.
Que quiero sentirte
muy cerca, muy cerca.
¿Y si te dijera
que cada minuto
mi vida se acerca muy cerca a la tuya
sin que tú lo sepas?

Si tú te quedaras
y todo ese aire,
el imán, y esa fuente de ángel
de sensual hechizo que nace contigo
se anidara aquí en el cuerpo mío,
como los suspiros
en las noches lentas…

4.
¿Y si te enteraras
que muy suavemente
mi vida se inflama
cuando estás conmigo?
Que mi regocijo
no conoce el fin
cuando tú sonríes.
Que todos tus gestos
tu voz y tu esencia
se acercan, se acercan.
Que yo me los robo
que los atesoro
de todos los sueños que tengo contigo.

5.
Y–¿si te quedaras,
pedazo de cielo
que siendo tan hombre, te siento divino?
¿Si tú me dijeras
que todo tu mundo
está destinado a vivirlo conmigo?
¿Si tú te quedaras
y juntos y amigos
viajáramos solos por el confín perdido
deun amor que ninguno de los dos
ha vivido?
¿Si tú te quedaras,
amor de mi vida
y el día y la noche empezaran contigo?
Y yoviviera entonces como en un ensueño
no despertaría jamás de mi sueño…
pues vivir no fuera más que ser tu sino…

Y–si te quedaras…

Vas recogiendo rosas deshojadas
tras de ti
en el tul viviente de tu cuerpo.
Un nuevo sol alumbrará
los días.
Despertarás nueva.
Tu ayer de hasta ahora
se quedará dormido
en el limbo de los niños
no nacidos.
Al calor de un cuerpoajeno
caminarás las rutas
de un lugardesconocido.
Y entre la risa y el llanto
de este tu día de bodas
suspirarás pensando
en los sueños que se quedaron en la iglesia…

VERSOS DE INDIFERENCIA: el ojo en el leño ajeno

Lentejuelas. Besos. Adioses.
El bacanal de piel sepultado,
letanía de ayes en la arena,
es el entierro del tiempo.
Borrachos, candiles
mujeres, despojos de cuatro noches:
orgía de carnaval.

Como de cuaresma, el aire
lleno de “meas culpas”.
Por dentro,
tú, yo, todos vacíos
sin convicción,
tradicionales e hipócritas
replegados en el templo,
del brazo de reinas de medio pelo; a una voz:
–“Señor mío Jesucristo,
me pesa haberte ofendido…”

Traigo el confeti de mis años
pegado a las carrozas
cargadas de monigotes.
–“Ceniza eres, a ceniza volverás”.
Soy un momo agónico
en el último estertor de la sardina.
__”Yo prometo firmemente nunca más pecar…”
Las oraciones suben
ayudadas por el éter del licor.

Miércoles de ceniza.
Mis penas todas juntas
como un rosario de risas:
“¡Qué sola me siento, Señor!”
Guardo mi pudor
en mi equipaje.
Abordamos un compartimiento
en el tren de la abstinencia.
Hay que guardar la cruz
para estrenarla
en Viernes Santo,
sufrir, clavarse las espinas
y bendecir los clavos.

Miércoles de ceniza.
Bebe de la copa amarga
ayuna y come pescado.
El sábado de gloria
bailaré hasta el amanecer…
–“Por mi culpa, por mi culpa.
por mi grandísima culpa…”
–“Démonos la paz”.
Un pulgar de ceniza
en la frente…
–“Id con Dios, hijos míos,
todos tus pecados, te son perdonados”.

Cruzando la calle, “Padre nuestro…”
toco el hombro de mi prójimo…”líbranos del mal…”
–“¡una caridad, por favor!”
Llego a la calzada,
y echo a andar.

Emerger del túnel—
Luz.
Fe, respuesta, revelación
Epifanía en la adversidad.

Hija adoptiva de la desesperación:
Fuerza visceral cobijada y nutrida—
Tiene nombre y apellido: resignación, creer.

Espera el niño, el joven y el viejo;
la madre, el hijo
el amante;
el asceta—
el que tiene
el apremiado—

Los poderosos, los ricos, ¿también?

¿Los indigentes?
¿Los pobres?
Si no hay techo, pan, ni mesa.
Si no existe el beneficio.
Si no hay ni habrá respuesta.
Si se duerme en los quicios.
Si la cama es de cartón.
Si el grito nace del vientre hambriento.
Si se escarba en la miseria
Si se vive en suciedad.
¿Qué sueños forja quien pide y
a quien nadie le da?

¿Dónde vive la esperanza,
sociedad indiferente, inútil, consumista?

Asentada, sorda ymuelle
Con quién te puede comprar?

Hogar:
donde se alberga el corazón
donde se cuelga el morral.
Rinconcito acogedor
con la humanidad querida
y un lugar de cada quien.

Esta ciudad, con corazón de hotel
tiene hogares en los quicios
en callejones y aceras,
en los portones y bancas,
adorno de monumentos,
en los kioscos, en los parques.
En los botes de basura,
en el atrio de la iglesia
junto a enhiesta sinagoga
frente almenas de mezquita:
bajo las alcantarillas
en el mismo vertedero.

Hogares de latón, de cartón, de madera
Arquitectura en cajetas.

Hogares económicos, sin fiador, ni hipoteca.
Diseños fenomenales —espuma plástica y fatiga —
Hogares de desecho, tablas, trapos y tabloides;
hogares transportables, portátiles,
de a cuestas;
con aire acondicionado gratis.
¿Luz? Veinticuatro horas.
Hogares comunales, compartidos.
Solitarios.

Hogares a la intemperie,
de hombres, de hembras, de hambre…
Condominios con los perros, gatos, ratas y alimañas.

Esta ciudad de oropel, fanfarria, jolgorio y plata
esta babel de vidrio, de moles de acero y piedra
esta playa de turistas
de moda, concursos, barcos
contenedores, restoranes, discotecas y mansiones,
tiene todo, tiene mucho:
No hay lugar para indigentes.

Esa voz interna que nos habla quedito al oído, nos dice:
“Haz bien y no mires a quien.”

Esa voz interna que nos remueve el alma
nos toca la puerta de dentro hacia fuera, nos grita:
“¡Haz bien!”

Esa voz interna que nos seca la boca
nos hace tragar bien grueso, clama:
“¡Hazlo bien!”

Pero todos somos sordos.

A la sombra del árbol de corotú
floreció mi infancia
en la calle trece.
Un rosario de vivencias
cuelga de sus ramas paternales
y en su fronda
anidaron como pájaros azules
las quimeras
los besos y los primeros raptos
del vecindario.

Las calles rectas como moral de pueblo
reflejan un ayer
de huellas pintorescas.
Niños de toda clase
gente de todo ambiente…
el periodiquero,
repartiendo a gritos
el real de noticias,
el vocear del buhonero…
Son mis recuerdos.

El árbol que es más eterno que el recuerdo mismo
sigue abrigando a su sombra
aquella reminiscencia
de la calle trece con su griterío eterno
sus refriegas pueblerinas;
la chota
las prostitutas.
Los chiquillos desperdigados
retozando al escondido, el trompo,
el mirón, la bolsita,
gallina ciega, rayuela,
la lleva, el lobo y la lata.
Hoy, los niños de mi barrio—
no conocen travesuras
ni juegos de vecindario—
deambulan, se dispersan,
ocultos, sin conectarse,
fríos, inconscientes, lejanos.

A veces,
desdemi puerta
el tiempo se acerca
a despertar la remembranza dormida:
la chancera gritona
los muchachos en la tienda
reinventando fantasías de hembras
habidas bajo el puente
o las heroicas trifulcas
en el cuadro polvoriento;
los partidos de béisbol.
Las pandillas de la cuadra
garrulillas y compinches;
correrías en el Golf.

El corotú centenario
con sus ramas extendidas
sostuvo el cielo en su fronda.
Bajo su umbrosa calma
U. S soldiers merodearon
tristes cholas por un dólar
y en los cuartos de madera
aglutinados, estrechos,
niños tristes, muy precoces
sin sonrisas ni ilusiones
madurados a destiempo
bebían la realidad.

Ahora,
del pueblo de pescadores
que bordeaba la caleta
sofoca el olor salitre
tras condominios de acero.
El sudor de mucha gente—
las casas prefabricadas
traídas del Canal Zone
se desploman derrotadas
frente al auge desmedido
del acero,
del imponente hormigón.
En el relleno asfixiante
del Peñón urbanizado
el solaz de mozalbetes,
la noria y la playita
dieron su último adiós.

¡Cómo te extraño ahora
mi San Francisco de entonces!
Cuánto añoro entristecida
al paisano de la esquina
de tradición milenaria
dando ñapas, pescaditos,
medio de dulce y cosita.
Gran dragón inflacionario
exilaste amenazante
al mandarín amigo.
Partió con la tienda a cuestas,
se esfumó en el supermarket.

Amanecer irisado, húmedo
de azulejos y lunas pálidas
de sol blanco sobre gotas de rocío.
La arenilla alba, fina
dio paso al alfombrado asfalto
y la loma, tierra virgen
donde el árbol de corotú
se extiende como la vida y la muerte
parió un templo
a nuevos ricos.
Se volvió rabiblanca.
En los pisos de granito
de la iglesia dominguera
otros niños juegan tenis
volibol y baloncesto.
Mi barrio, una flor de afueras
despertó modernizado.
Perdió su nombre de cuna
y su caleta montuna.
Aposentos de mayores,
mansiones de generales,
cortijos de ricachones,
son dote de conveniencia
para el barrio de artesanos.
A su espalda,
las ruinas de un tiempo ignoto
señalan su alcurnia comprada
su posición de apariencia,
esa pobreza de origen
en el manglar de la playa,
testimonio del pasado.

A la sombra de este corotú aristocrático
yo recuerdo ahora
mi calle, mis sueños, mi infancia.
Pienso el ayer pueril.
El mediodía estático de mi recuerdo
con su llorar de pasados
y su reír de ocasos
se quedará contigo,
¡mi San Francisco querido!
Quiero quedarme a su sombra
soñando, siempre niña
anudar reminiscencias
en la corteza del árbol,
en sus nudos milenarios
en sus muñones floridos;
recuperar la frescura inocua
del pueblo ingenuo y risueño
que creyó sofisticarse.

El corotú, inmemorial
se extiende siempre a la entrada
de la niñez que recuerdo
en la caleta olvidada.
Mi rosario de vivencias
anida prendido a su fronda—
el sueño de pájaros azules
cuelga cimbreante en sus hojas—
viven anclados en mi alma
los ayes del vecindario.

“Quiero hacerle a mi mama la casa que nunca tuvo”,
dijo llorando.En su voz
todo el dolor de su vida.
Y yo sentí ese dolor:
cómo la fuerza invadía su ser,
y el deseo de poder romper con
su impotencia.
Ese valor de vivir
depurado en la experiencia,
maravillosa, patética,
paradójica en belleza;
la alegría y la tristeza
reflejada en su mirada,
y un tono sutil, doliente
quejumbrosa la palabra.

Ahogaba el afán en sonrisas
y las lágrimas brotaban
llenas de amor y amargura—
yo en silencio escuchaba
reflejando mi vida en su vida.

Joven,desconsolado
esperando el futuro en respuestas:
la esperanza.
Forjarse el camino a golpes;
creer que sí habrá mañana…
ese optimismo entre sombras
ese soñar con las ganas
de ser alguien, y no ser…

Me vi reflejada en sus ojos,
su alma, en ellos, vibraba
volaba, revoloteando estrujada,
en el ámbito encerrado de su secreta ambición.

Intentaba desplegarse.
Buscaba infinito el hogar, la infancia
vivida a ratos, perdida ayer,
sufrida.
Ayer, parte de uno mismo,
hoy, desprendida al crecer,
trunca, con las raíces rotas—

Busca el amanecer
de un nuevo día
que te despiertes nuevo, transformado
ajeno, maravilloso, pleno
acrisolado en la pena y el esfuerzo,
un día en que vuelvas al terruño
y a los brazos y a los besos
de la madre, que te sonría.

Hay ansiedad en tus ojos
ansiedad en tus manos
y un profundo amargor en tu boca.
Tienes un mundo
de dilemas en la mente:
talvez
la traición
el dolor
el abandono
los rechazos
el temor…
Si la soledad no tuviera
márgenes filosas
como el agua en las riberas.
Talvez
si el dolor sonriera
en vez de lastimar,

serías feliz
en tu ordalía
de miedo ante la vida.
No llorarías.
No fingirías.
No deambularías
por las espinas del sendero
ni estarías
sangrando por los poros
de la indiferencia.

El hielo del horror
sería menos frío,
menos hueco,
y todo tú
serías menos masa
más fibra
menos pulpa
más esencia;
y no sufrirías tanto.

Divagarías poco.
Serían menos crueles
los vacíos
en el marco de tus
tenues sonrisas,
menos triste
tu mirada vaga
en pos de una quimera.

Sostén las manos
de la niña inmóvil
de tu infancia
que recuerde horas menos difíciles.
¿No hay en tu vida un sonrojo
de sueños vírgenes
maleables como el oro?

Acera tu valentía de macho
enfrenta tu soledad de hombre;
encara la cobardía un mundo
que besa bocas, sin frío
que toca cuerpos, sin ira—
Sé tu propio árbitro.
Domina en la lucha sorda
del cada día incierto.
La vida tacaña, traicionera
te acosa y te acorrala:
te arrincona.

Absorbe por la piel de tu tristeza
la realidad que temes encontrar.
Siente…vive…
aprende.
No esperes una dádiva.
¿Aún no has aprendido a presentir
que nadie presta oídos
a tu pena?

Escucha quedo.
Sentirás tu sangre fluir lenta
con el latido
de mil corazones
y el tuyo
y el mío
y el corazón de todos a una.

Arriba
el universo late
pero con furia
con el rugir de guerra
y sangre.

Abajo
la tierra hierve
en lava:
la naturaleza
se sacude
y tú y yo inmutables.

Como si las guerras,
los héroes, el hambre,
la inflación, las sequías
el dolor
las guerrillas
los atentados, los terremotos
la droga, el vicio
la guerra de Medio Oriente
fueran noticias de otro confín,
sin lazos de consanguinidad
con el nervio, sangre y energía
de tu masa y mi masa.

Y los cerebros, embotados
obnubilados por la comodidad
del simplificado aire
que tiene todo
lo que compra la inflación
que ni tú ni yo entendemos.

Ni nos interesa.

Y seguimos conversando
del vecino
de la fiesta
el matrimonio de Fulanita
los condominios, bellos más-allá-del-sueño
y el viaje a Disney World
y cómo rebajar
y si el marido sirve
y del profesional
que pescamos hace días
como inocente ternero
el diálogo “cel-efónico”
y las saunas
y los novios
y el enamorado triste
y mi soledad
y tu fastidio…
¡y qué carajo!
Si total, mañana será otro día.

Naufragio
del galeón y los sueños
de conquistador e imperio.
De América,el aborigen
tejido en la ruanade etnias.

La tala de la cultura,
de los tótems legendarios
del shamán inerme y sabio
muerto asfixiado al garrote
suplicando al cielo impávido
donde no escuchan los dioses.

Otros dioses, otros signos.
Mercenarios en la playa, llegan,
con sus bestias, sus mitos,
en la marea de la historia…

Naufraga al encuentro,el blanco.
Y el indio arisco, asustado.
Más tarde encalla el negro—
de pies y manos atado.
Caen imperios…caen pirámides
los templos, escalinatas y altares.
Se rompen los calendarios
exactos, cósmicos, astrales.
Sabiduría y cultura
desaparecen de un tajo…
decapitado el indígena
su intelecto profanado
piensa con cerebro nuevo
ypensamientos prestados.

Su desnudez virgínea
se recubre de ignominia—
hereda cruces, tabúes.
Pierde sus dioses sanguinarios
del sacrificio núbil
muere el guerrero implacable,
se derrumba derrotado.
Besa el tronco del martirio
con labios ensangrentados
recibe al dios del amor,
por la cruz, amedrentado.

Llega después eltambor
con grillete en pies y manos:
humillados hieráticos
sacerdotes de ébano—
Atados al centro en la plaza
por doblones, mercadeados.

Emergen
las plantaciones voraces
los algodonales crueles donde se gime cantando—
donde se canta en el coro
que el viento repite aullando
música engendrada alsol
sobre espaldas laceradas…
Dolor de los hijos habidos
en la lujuria del amo,
la maldad del capataz,
el placer del hacendado–
dolor de un lecho de odio:
sin nombre, sin fe, sin raíces.

Surge la miscegenia
del indio, del negro, del blanco,
del árabe, del beduino,
del maorí transportado…
Mestizo, zambo, tercerón, carabalí o mulato.
Nacidos a un nuevo mundo
con la piel de mil colores—
roja, canela, dorada,
mostaza, amarilla, cetrina,
bronceada, oscura, pálida.

Cantan horadando el surco,
lloran con acordes tristes,
oyen un son diferente:
la melancolía oriental, nostálgica, lastimera
el trepidar de bouzoukis, de senufos, de guitabas;
el golpe seco, la rabia, la impotencia y el llanto,
el añorar de distancias,
el dolor de la madre tierra
del kilombo abandonado.
Maltratael cuero estirado
y transforma la noche y el cielo
del universo estrellado.

Baila y oculta nostalgias
amargura, pena, injusticia.
En tierra de extraños, forastero.
En tierra de mestizos,
negro,eres siempre un extranjero.

Así el tambor vibrante
el lamento armonioso,
el contoneo de caderas
túrgidas de ritmos lúbricos
sensuales ondas sincopadas
invaden la anatomía—
penetraron venas nuevas
marcaronel corazón trihíbrido
el delalma del trashumante
del que navega en tres mares….
Se quedó en el alma nueva
de la gleba multicroma
del criollo mestizado,
del indígena color ébano
del negro color de lirio,
con la bemba colorada.
Del blanco de ojos almendrados
y cabello ensortijado.
Blancos y negros e indios
de una sola pincelada
de un arco iris, hermanos
nuevos,recién nacidos
a un nuevo mundo
inocente.
Paridos a medianoche
bajo una luna de octubre
luminosa luna isleña,
omnisciente ojo plateado
testigo de un alumbrar
sin parteras—
en dolor, soledad, silencio
y una enorme mansedumbre.
Nacidos entre la fronda
de la naturaleza inhóspita
que devoró las palabras, los íconos, los idiomas
que deglutió los inventos, los instrumentos
las bestias,
que se tragó las costumbres, la tradición y la corte
que digirió paciente los sacrílegos designios.

Y devolvió, orgullosa, un hombre único y fuerte
con un rostro de mil siglos
y un discurso innovado,
un semidiósrebelde,
hijo de la selva misma:
el hombre de la raza nueva—
el espécimen americano.

… La raza, pródiga, fructífera, es Mujer
tronco de árbol milenario
de su seno se nace,
frondosa.
Se propaga en todas direcciones,
se arraiga,
se fortalece.

La Raza es Madre …
Los labios turgentes
la boca que vocifera …
la voz que canta
que habla de cuentos
que susurra versos,
acuna
arrulla
ama
surge de la corteza
firme
agrietada
recia de la negritud.

La Raza es hembra.
Busca la luz y la dirección
el rumbo de los lazos perdidos
en los barcos,
en las galeras
en las plazas,
en las ferias,
en los kilombos,
en las costas del Atlántico bravío,
en el calor y el ardor de las Antillas
tórridas, tropicales islas soneras,
de cintura cimbreante,
de tonos africanos,
de caderas ardientes con cadencia melódica.

… La raza es Mujer.

VERSOS A LAS MARAVILLOSAS MUJERES: fémina, flor y fruto

“Piel de querubines” vaticinas.
Mientras lúbrico prodigas tus caricias.
Suspiras.
Seduces mi tez sedosa.

¿Piel de ángeles?Sí.
No por tu erótico oráculo.
Mas por el ángel que hay en mí.

Allende se oye.Ritmo de lejanos tambores
cadencias, repiques,
convulsos los golpes.
La llama la vida.
Ella, baila sola.

Trepidante el cuero
En tonos quejumbrosos
recuenta melancólica epístola.
La vida la espera.
Ella escucha quedo.
El día se alarga, la labor es mucha.
Ella…
Baila sola.

Ronca la caja, distante, sonora,
convocando al estro, a Eros, al beso.
Acoplada al viento, se mueve sinuosa.
Concluye el envite, se esfuma la euforia.
Y ella,
baila sola.

Tambor que ella escucha:acompasado, lento, arrollador, sin tregua.
No mengua en el toque.
Configura el paso de su afanosa vida:
tráfago de frutos dejados al olvido.
Desamor, zozobra, soledad, condena.
La vida es amarga, se enfrenta serena.
La faena es larga,se acomete heroica.
Y ella…
baila sola.

¿Que si me emociono al verte?
Mi corazón se vuelve acróbata cuando te advierte:
da vuelcos y volteretas — es todo pasión.

¿Que si me alegra oírte?
Mi corazón es un sinsonte.
Canta enloquecido, trina y gorgoritea
notas díscolas y hermosas
cuando oye tu voz.

¿Que si me trastorna tocarte?
Mi piel, como la arena al mar,
por cada poro te absorbe y
rezuma en riachuelos de exaltación y anhelo.

¿Que si me inflama quererte?
Toda yo, como la tierra sedienta
exhala fuego cuando la toca la lluvia:
así me estremezco, porque tu amor me roza.

¿Qué, pues?
Acróbata, sinsonte, arena y fuego.
Metamorfosis total, revuelo, remolino.
¡Qué poco valle es mi cuerpo!
¡Qué enorme luz es tu luna,
que me envuelve, que me enciende,
que me alucina y deslumbra!

Cuando yo muera,
no me manden flores.
No las necesito … yo soy flor.
Seré flor.

Cubierta por mi piel
detrás del hálito de vida
está mi realidad única …
me sonríe en el espejo a diario
— detrás de mis labios plenos
la mueca de mi destino.

Y, el eje que me sostiene
hoy será el tronco:
sostendrá la enredadera
vida en que me transformaré.

¿Quién dijo que muero?
¿que resucito?
Me trastrocaré
en raíces — en hojas — en fragancias
humedad
calor
color
verdor.
En savia eterna.

¿Para qué las flores?
¡La flor soy Yo!

Una espera.
No hay nadie.
No habrá nadie.

Mi boca espera,
mis ojos añoran.
Nadie me ve …

Tras el cristal de mi soledad
estoy presente y te miro

desde ahí
pero distante.
El frío y claro cristal
me separa de todos y de ti,
— no vendrás para que yo sea real
para que yo sea tierra …

estoy aquí,
en el sueño remoto
de algún hombre solo …
O, en la ventana de mi propia indiferencia …
De mi propia invalidez emocional
detrás del vidrio.
glacial, lejana,
doliéndome a mí misma …
esperando.

Soytronco y soy vientre.
Soy la tierra, soy vida.
Soyel destino del Hombre.

Yo, Mujer, Fémina, Creación
—te dí vida:
surges de mí y vuelves a mí.
Mujer y madre –
de mí, te haces hombre.

Soy la senda hacia la luz.
la cadena y el cordón de vida.

En la oquedad del tronco
mi vientre fértil
da paso a la belleza,
a la abundancia
a la sabiduría.
Al nacer, rey de la fauna,
con tu destino en la mente,
con la luz que heredas de mí
te transformas
de pasión en hecho
de concepto en meta.

Contempla mi vientre abierto:
en plenitud y dependencia
en la savia que te nutre
pervive la flor — la muerte;
mi seno es
rama cercenada
que te libera cuando naces.

Y te lanzo a la vida,
te llevo en mí …
Me inmortalizo en ti.
La espiral creadora.Soy naturaleza.

Soy mujer.
Soy paradoja.
Vida y muerte,
unidad y soledad.
Ilusión y realidad
fantasía y pesadilla,
belleza y fealdad.
Soy flora, fauna y fruto.

Mírame hermosa explotar
en sinfonía de espléndidos colores.
Yo exuberante,
yo preciosa,
yo inevitable:
Necesaria.

Luz,
calor,
humedad,
agua de vida,
fuente,
mar,
nube.

Espina.

Mírame plena llenar
las praderas, bosques y ciénagas de tu vida.
Crecen en mí
calas y nenúfares,
orquídeas y helechos.
Crece en mí la raíz fundamental:
el fruto.

Bebe del manantial de la existencia.
En mí se fermenta
la savia infinita de la humanidad.
En mí regurgitan infinitos
los procesos interminables
irreversibles de la evolución.
Soy el ciclo perfecto:
semilla
surco
flor
mies
hoja seca.

Naturaleza …
concreta,
palpable,
tangible,
fructífera,
eternamente laboriosa.

Insuperable …

Mujer.

Un beso me pediste
Atrevido, sin pudor.
Un beso te entregué:
Un ósculo turgente,
tierno, suave, angelical.
Flor con alma.
flor con alas y sin mácula,
flor de piel.

Detenido en la ventana
me miras.
¿Qué ves?
Tierra yerma.
Convencional.
Superficial fachada
risa calculada …
Vacuidad.

Desde el dintel me observas …
Fría, cotidiana
tránsfuga del tiempo
banal.

Yo, de adentro,
te contemplo.
Variable, efímero transeúnte.
Ávido de goces
discurrir.

Yo, desde adentro
toda fronda
insondable
exquisita, misteriosa.
sin descubrir.

Yo desde adentro
maravillosa, espléndida
asentada en el quicio de tu vida —
Avistando tu cariz aventurero
degustando tu intención
de sucumbir.

¿Qué podría susurrar en el oído yerto
de mi madre
que yace en algún recóndito escondite del corazón?

¿Qué le contara entre los fieros resquemores,
los tibios rescoldos de los recuerdos idos
hace mucho ya?

¿Qué murmurar ante una imagen
brumosa por el tiempo;
ante los espacios mudos, los silencios largos
los olvidos y las distancias?

¿Cómo decir en el oído ausente
que los recuerdos duelen y la alegría falta?
¿Cuántas palabras sin decir,
momentos sin confesar,
brazos vacíos, labios inertes
besos sin dar?

¿Cuántas lunas llenas, menguantes y crecientes
transcurridas
sin que el alma se solazara en encuentros?

¿Cómo disputarle al qué dirán
la razón más cierta dictada del corazón?
¡Con qué motivos sustentar la concavidad
dejada
con profundas raíces cercenadas
al impacto del adiós?

¿Qué canción cantar ante la fe perdida,
si los versos carecen de sinceridad?
¿Cómo llenar con lágrimas un cauce
que se secó sin brotes,
que no brotó jamás?

¿Qué podría susurrar en el oído yerto,
si la melodía no llega, ni llegará ya más?
¿Cómo lanzar al aire los lamentos,
si con los ayes
que se disuelven en el viento,
nada puede salvarse ya?